Descripción enviada por el equipo del proyecto. La luz es color.
La luz blanca o visible puede descomponerse en luces monocromáticas, siempre que atraviese algún obstáculo que obligue a las diferentes ondas que constituyen la luz blanca a viajar a velocidades diferentes. Este es el concepto sobre el que se desarrolla este pequeño edificio.
El haz primitivo de luz blanca, al atravesar las ventanas de este pequeño Pabellón, se transforma en su espectro electromagnético particular, donde las radiaciones coloreadas se exponen sin solución de continuidad, mediante franjas verticales de longitudes de onda diferentes, conformando el cierre de protección de todas las aberturas realizadas sobre el cerramiento. El marco que los envuelve será del color de fondo acromático o color negro. El fondo mural será el interior del propio edificio en color malva, simbolizando la unión con lo espiritual.
El volumen blanco principal se levanta del terreno sobre un pedestal rehundido para dar origen a una suave rampa inclinada de acceso. La utilización de la rampa, junto con la inclinación de las cornisas principales del edificio apuntando hacia la puerta de entrada forman parte de una de las premisas principales del desarrollo de este proyecto: la focalización de visuales hacia el acceso principal dotando al conjunto de movimiento perceptivo visual.
La organización del programa se desarrolla en una única planta con una dirección longitudinal nordeste-suroeste ya que por medio de la dirección de circulación de los accesos rodados se visualiza el ‘espectro plegado’ de modo directo. El acceso al edificio dispone de una gran puerta corredera volada formando parte integrante del espectro electromagnético.
El Pabellón se ubica en la esquina de confluencia de 2 planes parciales tipológicamente bien diferenciados que se unen vialmente por medio de una rotonda. Su posición se define como límite físico y visual con el río Segura y con la ‘huerta de frutales’ que caracteriza todo el entorno. El Pabellón surge de la voluntad de materializar los flujos circulatorios que se desarrollan en el ámbito de aproximación a la parcela. La propuesta es el resultado de la intersección geométrica de los 2 focos visuales principales de acceso al lugar.
La construcción se lleva a cabo partiendo de que las tensiones admisibles del terreno son muy bajas y nos obligan a utilizar zapatas corridas en la ejecución. Así, el Pabellón se definirá espacialmente como una línea quebrada formada por un muro estructural de bloques de hormigón prefabricados reforzados horizontal y verticalmente con el uso de armaduras metálicas. Únicamente nos quedaba por cubrir exteriormente los huecos dejados en el muro. Para ello se decidió disponer un marco negro volado que recoge el conjunto de montantes verticales, lacados al horno con diferentes colores obtenidos de la carta RAL, que enfatizan el aspecto compositivo más perceptual y evocador del edificio.